Es lo que me preguntó mi endocrina cuando le conté que a mis 22 años pesaba como... unos 55 kilos, como mucho. Siete años y un hijo más tarde aquí estoy, con 81. Que vergüenza me da esto. No me atrevo a hablarlo con cualquiera, no me apetecen juicios sino apoyo. Y siguiendo con la linea, no puedo achacar a mi pobre hijo y su embarazo mi super aumento de peso, porque después de tenerlo hice una dieta con la que perdí 12 kilos, estupenda yo... de esto hará... unos 3 años, es decir que en tres años he pasado de pesar 62 kg, a pesar 81, me dan ganas de gritar... o llorar... o todo a la vez, no sé.
Y que me ha pasado?
Es que no lo sé, simplemente me he concentrado en otros proyectos, he ocupado mi tiempo con cosas que me apetecía hacer, estoy estudiando algo que me encanta, tengo a mi niño, a mi otro niño más mayor y más gordito (véase marido). Tengo una vida feliz.
Y entonces que? Porque? Simplemente no me he dado cuenta, no se como ha sido. Claro, de normal no como extra ligero, no me he estado privando de salsitas y dulces, pero tampoco es que haya desayunado bacon y huevos fritos a diario.
Es para tanto?
Pues parece que la respuesta es: sí, es para tanto.
Y hasta aquí hemos llegado
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